lunes, 26 de diciembre de 2011

Inconstancia

Soy inconstante. Unos días tengo para todos y otros tengo que pedirles a los demás porque no tengo suficiente ni para mí misma. Soy como el tiempo: cambiante. Me levanto siempre acorde con él. Puedo ser terrible cuando hay tormenta o una mosquita muerta cuando el cielo pinta cuadros sobre sí mismo. Es tan grande mi variabilidad que, en muchas ocasiones, olvido qué hora o día es... Mis sueños rigen mis pasos. A veces soy caprichosa y no permito un "no" por respuesta; es entonces cuando me enfurruño y me enfado con el mundo (cosa, que gracias al cielo, suele durar poco). Sin embargo, esta inconstancia, hace que me fije más en el resto de las personas que en mí. Me da igual estar en medio de una de mis fases depresivas o rebeldes, si alguien necesita mi ayuda, que le escuche o aconseje puedo dejar a un lado mi frustración y centrarme en él. Y ésta es una de las pocas cosas de las que mi pequeño ego está orgulloso...
A decir verdad, mi ego lleva amohinado con el viento unos cuantos días. ¿La causa? Pues que el maldito viento no para de decir una y otra vez que nunca estaremos juntos y que jamás habrá un "nosotros". Con ello, desea quitarle la ilusión y toda esperanza a mi ego. Es cruel, horrible y despiadado.
¿Que quizás, por no decir seguramente, tenga razón? No se lo niego, pero no hace falta ponerle tanto énfasis ni repetirlo con tanto ahínco.
Argh, ¿veis? Hace que me ponga de mal humor.

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Lo primero de todo:
¡FELIZ NAVIDAD!
Espero que estéis pasando unas vacaciones y fiestas espectaculares con vuestros seres queridos.

Lo segundo:
Siento haber tardado tanto en actualizar. No tengo escusa.

Y, por último:
Prometo escribir más estos días siguientes. La verdad es que tengo unos cuantos textos que me gustan esperando a ser pasados al ordenador y subidos aquí, pero soy tan despistada que siempre se me olvida.
Lo siento de verdad.

Os quiero :)

P.D: ¡Mi Flickr siempre está esperando vuestras visitas!
Pasaos cuando podáis o tengáis un ratito, haréis feliz a esta cabeza loca. ;)

sábado, 10 de diciembre de 2011

Flickr

Hace mucho que no os recuerdo que tengo una preciosa cuenta de Flickr que espera que os metáis y comentéis un poco en sus maravillosos momentos captados y guardados gracias a una cámara.
Como siempre, espero que os gusten las fotos que allí hay colgadas.
(Aunque este post no haya sido más que spam, espero que no has haya molestado demasiado.)

Os quiero, pezqueñes.

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Qué tienes, amor, que te hace tan irresistible?

Ojos de mar tempestuoso. Semblante de tierra atormentada. Voz de relámpagos y truenos. Cabellos de luna apagada. Todo se arremolina con una fuerza abismal ante mis expectantes y dilatadas pupilas.
¿Qué tienen esos labios que hacen escalofriarse al Sol? ¿Qué tiene ese cuerpo que hace suspirar a la Tierra? ¿Qué eres, amor? ¿Ángel o demonio? ¿Salvación o perdición? ¿No eres de nadie o eres de todos?
Respóndeme sencillamente a todo esto, pues necesito saberlo. Porque si no voy a poder probar tu dulzor ni una sola vez aparta esta copa de mi mano. Quítala de mi alcance y dime, mirándome como sólo tú sabes: “No va a poder ser”. Pero si no lo haces, debes saber que me dará igual si cae la ira de los dioses sobre nosotros, pues estaré demasiado ocupada saboreando cada parte de tu ser, aprendiendo a unir tus puntos y fusionando, en una, nuestra piel.

sábado, 3 de diciembre de 2011

"No quiero llorar por ti...

...Hace rato te perdí. Y cuando cierro mis ojos siempre, amor, estás ahí. Cada lugar que recorro tiene contigo que ver..."

Y así, a lo tonto, han pasado cinco años desde nuestra última Navidad juntas. Desde la última celebración en casa de verdad. Todos juntos. Como a mí me gusta y siempre me ha gustado...

Adoraba montar el árbol y el Belén mientras las tres cantábamos villancicos haciendo distintas voces. Que tuvieras más de 15 días para dedicarme toda tu atención. Que me hicieras fotos mientras abría los regalos. Que fuéramos a comprar juntas los del resto de la familia. Que me llevaras a ver las luces de todo Madrid y me invitaras a comer gofres para hacer más amena la caminata.

¿Te das cuenta? Son cinco años. El tiempo huye de nuestro lado y hace que todo esto duela más. Estoy apunto de cumplir los dieciocho y, sin embargo, para ti voy a celebrar los dieciséis (lo peor, es que a veces ni te acuerdas de mi cumpleaños).
Si hubiera sabido entonces que me pasaría esto podría no haberme atado tanto a tu presencia, podría haberme resistido a todo, podría no haberte tomado como hermana perfecta o, simplemente, podría haber disfrutado más de los momentos contigo... Nadie me dijo que cambiarías tanto. Que dejaríamos de hablar a diario. Que tendría que conformarme con escuchar tu voz muy de vez en cuando. Que no podría verte más de dos o tres veces al año. Te juro que si lo hubiera sabido, aunque sé que suena terriblemente egoísta y caprichoso, me habría encadenado a ti. No te habría dejado ir por ningún motivo...

Pero, para mala suerte, nunca sabemos qué pasará después. Maldito destino (lo odio tanto). Y me trago las lágrimas una vez más mientras pienso en lo genial que sería estar de nuevo a tu lado. Como antes. Como siempre. Como las mejores hermanas que éramos.

Maldita sea, soy tan débil que ni a ellas consigo aguantarlas dentro de mis ojos. Intento ser fuerte, de verdad, intento entender todo esto y asumirlo pero, por más que lo intento, sigo sin ser capaz. Sé que no vas a volver (nunca) pero siempre queda una pequeña esperanza de que todo sea mentira.

Y es que me canso de sonreír y de hacer que mi mundo es perfecto cuando por dentro lo único de lo que tengo ganas (aunque a veces no sepa exactamente por qué es) es de llorar hasta quedarme seca y sin sentimientos que derramar con cada gota salada...

Hace mucho que no te lo digo,
pero hoy lo siento más que nunca:
"Te echo de menos".
(Mucho más de lo que querría)

jueves, 1 de diciembre de 2011

Lista de regalos

Yo no pido mucho. Sólo quiero sonrisas por Navidad. Sonrisas que me levanten el ánimo y que me hagan cantar. No pido el cielo como regalo, sólo un poquito de cariño, nada más, que yo con poco me conformo porque ahí está mi felicidad. Quiero alegría y bienestar, quiero achuchones y villancicos que cantar. Quiero estar con todos y no sentirme sola ni un segundo más porque el invierno se me hace más frío y ni una manta me consigue arropar, porque sólo al abrigo y calor de un abrazo me puedo calentar. Quiero carcajadas, un poco de magia y algo más de ilusión, que no lloren los niños y todos tengamos corazón. Quiero música y baile, quiero luces y color, que mis Navidades sean una fiesta y huela mucho a turrón. Quiero dulces y chocolate, porras, churros y roscón, y si no os parece suficiente también pediré un poco de dulce carbón (que como todos, no he sido perfecta, aunque, la verdad, es que tampoco necesito esa perfección porque son los que se creen perfectos los que más negro tienen el corazón). Quiero tocar almas y sacar luces interiores a todo mi alrededor, que sé que pueden ser cientos o hasta millones, así que tú también creételo.
Y por último, y no por ello con menos importancia, quiero amor y una dulce estancia para todos los visitantes de este humilde blog, que aunque no se lo crean los llevo a todos en mi corazón.

(Y siendo sincera, un deseo me queda por pedir,
uno que pido en el silencio de mis sueños cuando tú no me puedes oír...)

sábado, 12 de noviembre de 2011

Cenicienta (Cinderella)

Aunque, escondido como precioso cuento de hadas, en su interior hay un gran mensaje. Un mensaje que ha vivido en mi interior desde la primera vez que me maravillé con esta película y que perdurará en mi corazón hasta el final de mis días.

El trasfondo no es solo el romance entre dos personas totalmente distintas y desconocidas (cosa que nos enseña que para el amor no hay límites ni fronteras, solo AMOR), si no que también nos anima y apoya para que persigamos nuestros sueños hasta el final y no los dejemos morir en la blanca, pura y esférica superficie lunar.

Tras canciones como ésta se manifiestan deseos de esperanza y lucha por nuestros sueños:

“Soñar es desear la dicha de nuestro porvenir, lo que el corazón anhela se sueña y se suele vivir. Si amor es el bien deseado en dulces sueños llegará. No importa quién borré el camino, marcado está el destino y el sueño se realizará.”

Junto con ellos te invito a perseguir tus sueños y deseos; a no dejarte embaucar por personas que intentan interponerse en tu camino hacia convertirlos en realidad; a defenderlos con uñas y dientes si hace falta; a luchar por ellos si los anhelas con toda tu alma; a creer en ti mismo y en que lo puedes conseguir si te empeñas y esfuerzas en ello; a tener fe y esperanza y a compartirla con los demás haciendo que todos sepan que no hay nada imposible.


Por último quiero dejaros un pequeño regalo también de esta película, pero esta vez es un poco más especial. ¿Adivináis qué es? ¿No?

Ir a descargar

(Es la canción “A dream is a wish your heart makes” (“Soñar es desear”) versionada por mí.)

Espero que os guste.


Con muchísimo cariño:

Teeburu Coriso

(Vuestra “por siempre jamás”)

domingo, 6 de noviembre de 2011

Yo dormía tranquilamente...

Y, sin saber por qué, tú apareciste de la nada en mi habitación. Estabas congelado y con tus ojos relucientes reclamabas todo ese cariño que yo te había prometido desde el principio. Y, en silencio, te abracé. Te hice hueco entre mis mantas de franella y te arropé con mis brazos.
Fuiste mío, solo mío, durante toda la noche. Te demostré mi amor entre besos y caricias.
La verdad es que tenía bastante miedo. Creí que te asustarías, que te irías para no volver, pero para mi sorpresa, te quedaste allí hasta el amanecer. No te soltaste ni un milímetro de mis brazos, no me rechazaste, no me rehuiste y me entregaste toda la felicidad que siempre había imaginado que tendría a tu lado.
Era tan dichosa. Estaba tan colmada de felicidad que hasta que mis ojos no se abrieron de par en par y se cegaron por la luz del día, no me di cuenta de que todo no era más que otro sueño para recordar, otro para mi cajita de deseos, otro que me hacía desear cada vez menos la realidad y amar más el mundo de Morfeo...

lunes, 31 de octubre de 2011

ANA

Tres letras y sonríe el mundo...



Es una princesa encaminada hacia las estrellas.
Es sonrisas y palabras bellas.

Es una melodía con su propio compás.
Es una música distinta a las demás.

Es luz y oscuridad. Es brillo y opacidad.
Es cariño, lealtad y sinceridad.
Es amor y amistad.

Es hermana más que amiga.
Es anhelo, secreto, deseo e intriga.

Es mi dulce lucero.
Es un "sí" sin ningún "pero".

Es mi presente, mi pasado y mi futuro.
Es una enredadera de flores en un muro.

Es dueña de una de las salas más grandes de mi corazón.
Es sentimientos y razón.
Es cariño, recuerdos y emoción.

Es importante e indispensable.
Es sumamente adorable.

Es apoyo y ánimo.
Es en todo un máximo.

Es atrevida y divertida.
Es una guitarrista y habladora empedernida.
Es parte de mi vida.

Es una de las personas a las que más quiero,
de todo el mundo entero.

Y no dudes ni por un momento,
que ése dejará de ser su puesto.

martes, 25 de octubre de 2011

Consejos para ser FELIZ.

Sonríe: Pero no lo hagas con una sonrisa falsa y desganada, no, tiene que salirte desde el corazón. Si sonríes un poquito cada día las penas te parecerán menos negativas y confiarás más en ti mismo. No prometo que todo sea más sencillo ni que dejes de pasar por momento malos, pero, por lo menos, estarás un poco de mejor humor, te sentirás más fuerte y no te hundirás tanto cuando estos lleguen.

Quiere: Con todo el corazón. A tus amigos y familiares, pero también a tus enemigos. Sé que es difícil, pero no hace falta que les ames hasta el extremo, solo que les perdones y que no les desees lo que a ti no te gustaría que te pasara.

Sé optimista: Intenta encontrarle siempre, aunque parezca algo insignificante, la parte positiva a las sucesos que te pasan en el día a día. Ser negativo no te ayudará en tu camino hacia la felicidad.

Respétate y siéntete orgulloso de ti mismo: Eres especial, único e inimitable. No hay nadie igual a ti. No te compares con los demás, las comparaciones nunca traen nada bueno y solo ayudarán a creerte inferior o menos capacitado.

Confía en las decisiones que tomas y arriésgate: Esas decisiones pueden ser las correctas o no, pero serán las tuyas, no de otra persona. No dejes que nadie decida por ti, ni que te digan que puedes o no puedes hacer algo que deseas. Si te equivocas siempre puedes intentarlo de nuevo de otra forma. No te des nunca por vencido. En la perseverancia y en la confianza están las bases del éxito.

Aprende de tus errores: Porque si se cometen es solo para crecer y hacerte más fuerte. No importa cuantas veces te equivoques, lo único que importa es cuánto aprendas de ellos.

Vive tu vida: No la de otro. Decide tu propio camino según tus ideas, directrices y valores.

Deja que te aconsejen y te ayuden: No tienes por qué cargar con todo tú solo. Una mano amiga siempre te puede sacar de las más oscuras tinieblas y ayudarte a curar y cerrar heridas.

Quiérete: De verdad, sin tapujos, sin mentiras, sabiendo cuáles son tus virtudes y tus defectos, pero sin ser egocéntrico ni machacarte, simplemente conociendo la verdad, aceptándola y sintiéndote bien con ella.


domingo, 16 de octubre de 2011

Brother and sister


Desde hace ya mucho tiempo Sergio y Carolina se comenzaron a llamar el uno al otro hermano y hermana y, sin darse cuenta, con ello hicieron una promesa silenciosa que, aunque ambos los desearan, era casi imposible de romper.


Sergio es una de las pocas personas que han hecho que Carolina se sienta como una princesa: única, especial e inimitable. Le gusta estar con él, no solo por eso, si no porque puede contarle todo sin sentirse incómoda, se pueden reír a carcajada limpia y pueden ser ellos mismos. Él la cuida, la mima, la hace sentir segura, la defiende la escucha y la dice cosas preciosas. Cosas tan bonitas que le ponen una sonrisa tonta, le dan unas ganas tremendas de comérselo a besos, le hacen sentir dulces escalofríos por la espalda, le hacen derretirse, sentirse terriblemente feliz...

Algunas de las preciosas cosas que le dice siempre, desde el momento en que se conocieron, son: "Eres una estrella y solo con estar un rato contigo me bajas el cielo"; "No quiero que te pase nada, si hace falta que me pase a mí"; "A ti nadie te toca ni te hace daño si estoy yo delante"; "Si nos quedáramos en el mirador a pasar toda la noche no nos aburriríamos en absoluto: tú observarías las vistas y yo miraría tus ojos constantemente"; "De verdad, eres mi estrella, la estrella más brillante del mundo"...


Carolina le demuestra lo mucho que vale, que por lo menos para una persona es sumamente importante, que le quiere muchísimo, que aunque la distancia y el tiempo los separen ella siempre estará cuando él la necesite, que no está solo y que puede contar con ella siempre. Y él se lo agradece, se lo agradece muchísimo porque es lo que más necesita y desea del mundo: que le quieran de verdad. Su vida ha sido muy complicada y que alguien le demuestre todo eso es una sensación increíble...

Cuando está Carolina no importa nada más que su sonrisa y que ella sea feliz. Y si él puede ser la causa, la consecuencia y el dueño de esa sonrisa durante un rato, el mundo no puede ser más maravilloso.


Pero, para desgracia de los dos, ahí está la promesa: "Hermanos". Ambos temen romperla y que todo se vaya al garete, que para el otro no haya más que esa hermandad, que su relación acabe por culpa de lo que realmente sienten por el otro...

Y, así, pasan los años, las visitas, las tardes y días juntos, los momentos especiales, etc. Todo se queda tan solo en un buen recuerdo y en algo que podría haber pasado. Nada más y nada menos. Todos los deseos y lo que habrían hecho, si no estuvieran atados por esa palabra, se queda en su imaginación sin pasar, en ningún momento, al acto. Y, aunque desean dejar de serlo, son y serán eternamente "hermanos".

martes, 27 de septiembre de 2011

¡Hay que gritar más fuerte!

Intentan callarme y convertir mi grito en silencio. Pretenden controlarme y hacerme tragar el bulo de que eso de “pensar por ti mismo” está pasado de moda. Quieren alejarme y dejarme al margen de lo que desearía defender si realmente pudiera y no estuviera atada de pies y manos. Desean inutilizarme y hacerme una más del gran ganado que está bajo su control.

Pero, lo que no saben y desconocen, es que conmigo no pueden; que, aunque aún no tenga los dieciocho, llevo utilizando esta cabeza como Dios manda desde hace bastante tiempo; que dentro de mí hay una voz que protesta enérgicamente exclamando al mundo que: las palabras que quieren salir desde lo más profundo de mi alma y mis manos son mis armas más fuertes e importantes. Que ellas son lo que necesito para ayudar a cambiar el mundo, aunque solo sea un poquito.

Mi corazón, aunque de mi boca no salga palabra, reclama cada vez con más fuerza que este mundo de locos debe cambiar drásticamente o acabar por completo y comenzar de cero; que el dinero no es mi dios y que nunca lo será, y, sobretodo, que él quiere rebelarse. Rebelarse, a su forma, contra todo aquello con lo que no está de acuerdo de esta maldita sociedad en la que el consumismo nos ha metido de cabeza.

Y, aunque aún me queden unos meses para poder clamar con mi voz de soprano por las calles de Madrid, quiero decir a todos que:


“¡Hay que gritar más, mucho más, hasta que nos quedemos sin cuerdas vocales. Debemos hacerlo con tanta fuerza y potencia que consigamos romper todas las cadenas que nos mantienen todavía sujetos a este mundo decadente!

Ánimo, el camino es largo pero nunca imposible.

Que no nos corten las alas que Dios nos ha dado para volar libres.

Debemos seguir siempre adelante, aunque parezca que todo está ya perdido, porque quizás entonces sea cuando está a punto de acontecerse una gran victoria.”


Con mucho amor:

Teeburu Coriso.

(Dirigido, en especial, para mis queridos Indignadxs) :)

domingo, 25 de septiembre de 2011

I love you

Se despertó de pronto sintiendo su piel contra la de ella. Le había llegado el frescor de sus mejillas y el roce frío de sus pequeñas manos. Aún con los ojos entrecerrados, vio los reflejos dorados de su rizado cabello. Respiró su perfume de eterno jazmín blanco y suspiró. Y, al sentir un suave beso con sabor a fresa en los labios, se quedó congelado. Abrió los ojos a la velocidad de la luz y miró atentamente el lado vacío de la cama de matrimonio y, tras ello, toda la habitación. Había vuelto a sentirla. Pero, esta vez, estaba casi del todo seguro de que no había sido su imaginación, si no que ella había estado realmente allí, con él.

Fidel pensó detenidamente en todo lo que había sentido antes y se fue dando cuenta poco a poco de los factores que habían incitado aquella ilusión: una brisca fresca y mañanera era la que le había acariciado; los rayos del Sol que entraban por el ventanal los que habían hecho las veces de su pelo; el olor a jazmín provenía del árbol que había plantado el mismo día del entierro de su amada. Pero el beso… El beso no había forma de explicarlo. Y, sin embargo, él lo había sentido como real. ¿Habría sido su imaginación?

De repente algo se movió en el tocador de María. Fidel se levantó con toda la rapidez que su avanzada edad le permitía y se acercó. Una carta envejecida escrita del puño y letra de su mujer estaba allí. La noche anterior no había nada encima de la mesa, a excepción del escaso maquillaje que ella usaba, su peine y su cajita de música, aquella que tenía una preciosa bailarina que se ponía a danzar al son de la melodía cuando abrías la tapa. Había sido el primer regalo que la hizo, para el aniversario de su primer mes de novios. Cogió la carta y, lentamente, la abrió. Solo ponía un par de letras, pero éstas le llegaron al corazón a más velocidad que una bala certera. Con bella caligrafía y letras mayúsculas de gran tamaño se podía leer:


“TE AMO, TE HE AMADO Y TE AMARÉ POR SIEMPRE JAMÁS.

NI SIQUIERA PIENSES AUNQUE SOLO SEA DURANTE UN INSTANTE QUE, POR ESTAR LEJOS DE TI, VOY A OLVIDARTE.

SIEMPRE SERÁS MI ALMA, MI VIDA Y MI CORAZÓN.

TE QUIERO MÁS QUE A NADA”

ETERNAMENTE.

TU MARÍA.


Millones de lágrimas adornaron el rostro de Fidel. Volvió a sentir un beso tierno con sabor a fresa en sus labios y una frágil mano acariciando su cara. Entre hipidos susurró: “Yo también te amo, vida mía. Espérame allá donde estés. Iré a tu encuentro en el momento oportuno...” Y el viento se llevó consigo millones de “Te amo” dirigidos a María.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Quién soy?

Es sencillo: soy yo.

Una niña que no quiere crecer demasiado rápido, que quiere disfrutar de cada momento, que está decidida a guardar su parte infantil y a exponerla a la vista de todos aunque tenga más de cien veranos.

La que se pone a saltar y dar vueltas cuando ve algo que le gusta de verdad o que le emociona (pompas de jabón, bebés, atardeceres, cachorros…).

La que deja que brote la imaginación desde cada uno de sus poros.

La que va haciendo el tonto allá donde vaya sin importarle lo que piensen los otros.

La que puede perseguir, incansablemente durante más de una hora (solo para sentir el aleteo de sus frágiles alas entre sus manos), a una mariposa.

La que lee mil veces los libros que más le gustan intentando encontrarles alguna distinta cosa.

La que no ríe, si no que se carcajea de forma estridente, cambiante y escandalosa.

La que se guarda y traga sus problemas y se los cuenta a su peluche favorito en silencio antes de irse a la cama.

La que, si se pone un rato al sol, se quema en cero coma.

La que odia el tabaco con toda su alma.

La que fantasea con su mundo perfecto y con cosas que desearía que pasaran.

La que colecciona recuerdos y los guarda como si de oro se trataran.

La que se imagina besando a su príncipe rana.

La que dice: “Un capítulo más…” o “Espera, que acabo esta página y dejo la lectura para mañana.”

La que adora sus fotografías y vídeos de enana.

La que quiere a todos sin importar condición, nación, religión, color o raza.

La que no sabe odiar y no le gusta meter baza.

La eternamente enfermiza.

La que se queda sola por no seguir a la manada.

La que perdona aunque no entienda nada de nada.

La que se queda un sábado en casa porque prefiere mil veces leer, soñar, escribir, cantar, dormir o bailar antes que salir de juerga o terminar emborrachada.

La que prefiere ir “tapada”.

La que se queda hasta las tantas de la madrugada despierta haciendo nada.

La que se dedica a hacer fotos al cielo y, sobretodo, a las nubes, cada vez que sale de su morada.

La que ama ir disfrazada.

La friolera que se pone una chaqueta en verano por las noches y en las madrugadas.

La que tiene mil y una alergias mezcladas.

La que tiene llenas las paredes de su habitación con fotos, cuadros y chuminadas.

La que tiene su habitación llena de peluches, muñecos y almohadas.

La que cree firmemente en los ángeles, en Dios y en las hadas.

La que sueña con sus personas más amadas.

La que sonríe siempre, a pesar de que le falten las ganas.

La que canta, aunque tenga un vagón de Metro lleno para escucharla, a todas horas.

La que te escribe en este blog millones de palabras.

La que está intentando sacarte una sonrisa sin que tú te enteraras.

jueves, 15 de septiembre de 2011

¡Tilín, tilín, tilín!

¡Atención, atención!
Queridos pezqueñes y bichos míos, os quiero contar una cosa muy importante. Así que, por favor, escuchadme atentamente:

El año pasado hubo un gran sorteo, cuyo premio basaba en ganar el mejor año de la historia. Tuve la maravillosa suerte de que me tocara a mí con el número: 15092010.
Este número premiado me otorgó un año repleto de todas las sonrisas y las alegrías que siempre había deseado. Y, lo mejor de él, aunque no se dijo nada en el sorteo, es que no tiene fecha de caducidad.

¿Queréis sabes qué gané además de un año perfecto?
Es fácil: encontré dos amigas increíbles que me han ayudado, salvado y rescatado en más de una ocasión desde el primer momento en que las conocí.

Ellas ya son parte de mi pasado, de mi presente y también de mi futuro. Son parte de mi vida y ya no podría vivir sin ellas. Ellas son unas de las personas más especiales que he conocido y, por ello, les debo miles de sonrisas. Aunque no lo creáis, ya las conocéis, son: Mi compradora de sonrisas y Mi pequeña niña de mi cajita de secretos.

Sinceramente, no sé qué más contaros de ellas porque llevo doce meses haciéndolo. Como ya sabéis, ambas han tenido sus posts propios y han salido en otros tantos de forma indirecta, aunque, por supuesto, ellas sí saben en cuáles aparecen, el sentido de esos textos y el por qué de ellos...

Es cierto que ahora mismo podría escribir miles de cosas que aún me quedan por decirles pero, si es como yo espero, voy a tener toda la vida para contárselas o cantárselas de una en una. Así que, básicamente, voy a resumir todas ellas en las dos más importantes:

1) Muchísimas GRACIAS por todo lo que las tres sabemos, por lo que hemos vivido y por lo que nos queda por vivir (¡Además de por aguantarme un año entero sin escaparos nunca! jajaja).

Y...

2) Os quiero. Muchísimo no, lo siguiente. Algo así como mil millones de veces "mucho"... Aproximadamente infinito, aunque realmente esta cantidad se nos queda pequeña si la comparamos con la realidad.


Espero de todo corazón que seáis siempre tan felices
como yo lo he sido a vuestro lado.

Con mucho mucho mucho cariño:
La pesada, ñoña y cursi de Coriso. ;)

domingo, 11 de septiembre de 2011

¡Surprise! :)


Pasaros a cotillear y ya de paso... ¡Podéis comentar alguna foto! ;)
jajajajaja

¡Muchas gracias de antemano!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Perdida de todas formas.

Estoy inmersa en un sinsentido de ir y venir, y sin embargo, no quiero salir de él porque me da miedo perderme del todo en la pura y aún más dura realidad.

Sé que seguiré mirando...

... Esa ventana una y otra vez, esperando a que pase algo verdaderamente emocionante en mi vida. Algo que no tenga que ver con sufrir, si no con vivir y sonreír sin ningún motivo aparente.

Desde que tengo memoria he soñado con el príncipe azul, con mi príncipe azul: ése que estoy segura que nunca llegará porque, seguramente, ni siquiera existe. Pero bueno, ésto es lo que suele pasarte cuando de pequeña te tragas un millón de series adolescentes en las que un rubiales de pelo sedoso y profundos ojos azules hace que con su encantadora sonrisa y su maravillosa forma de ser te encandiles con él y desees tener uno igual, o por lo menos parecido, cuando seas un poco más mayor.
Además, Disney y sus preciosas historias sobre princesas y amores perfectos siempre han estado en mi lista de películas más vistas y han ayudado, en gran medida, a crear la gran expectativa que tengo sobre el amor (que por cierto no para de darme un chasco detrás de otro).

Soy rara, lo sé. No lo niego. Es la pura verdad. Porque sigo sonriendo como una boba cuando el príncipe y la princesa terminan juntos, lloro como una magdalena cuando veo dramas y películas románticas, me paso horas recordando grandes momentos que he vivido y me pregunto por qué terminaron así y por qué lo hicieron de esa forma...
Es que... ¿Acaso no soy merecedora de un cuento de hadas o de un romance con un final, por lo menos, medianamente bonito?

La verdad, cuando me paro a pensarlo detenidamente, nunca parece que vaya a suceder o que algo vaya a cambiar para mejor en mi vida y eso hace que pierda las ganas de seguir intentándolo porque ¿sirve de algo hacerlo?
Y es por eso que decido seguir mirando a través de mi ventana, seguir viendo películas ñoñas, seguir llorando con dramones con los que me siento identificada y seguir pensando que, quizás algún día aunque yo ya no crea en ello, la persona adecuada para hacerme feliz aparecerá y ya no tendré que preocuparme por sonreír, ya que tendré motivos suficientes para ello...

sábado, 3 de septiembre de 2011

Cada noche, antes de acostarme...

Le doy gracias al Señor por haber conocido a mi compradora de sonrisas, por haberla puesto en mi camino, por hacer que sea tal y como es (con todas sus virtudes y defectos), y, sobretodo, por estar a punto de cumplir un año de haberla conocido. Quizás no sea mucho tiempo, pero ha sido muy especial.

Hacía mucho que no conectaba con alguien de esa forma "distinta" que todos buscamos y, de repente, sin comérmelo ni bebérmelo, llegó Ella con los brazos abiertos, dispuesta a arroparme y protegerme entre ellos. Sobra decir que es lo que más necesitaba en ese momento (y lo sigo necesitando): alguien que supiera escuchar, apoyar, aconsejar, opinar, entender, enseñar y hasta regañar si hiciera falta a esta pobre cabeza loca. Y, mi pezqueña, no solo cumplía los requisitos sino que, encima, ¡los superaba!



Ella está siempre al pie del cañón para todo lo que haga falta, es luchadora, jamás se da por vencida, si se hunde el barco ella se hunde con él, sabe escuchar sin juzgar y dar su sincera opinión después, sabe hacerme llorar y reír al mismo tiempo, sacarme adelante con una sola mirada o con una sonrisa, tiene una luz en su interior inigualable, es cariñosa, respetuosa, ilusa, confiada, soñadora, dulce, gran fotógrafa y escritora...
Es realmente INCREÍBLE, ÚNICA e IRREPETIBLE.
(Y estoy segura de que tendrá un futuro brillante.)



Además de todo eso suele hacer que la coja aún mucho más cariño con frases como estás (que sé que vienen desde lo más profundo de su corazón):

"No creo que te hubieras vuelto tontita y, sinceramente, hubiera sido mejor que te hubieras marginado porque el mundo no puede perder una persona como tú por las influencias."; 
"Pues debe ser imitándote a ti, tú sí que eres grande.";  "Y no sé, tú sí que te mereces ser FELIZ, FELIZ con mayúsculas y si quieres le añadimos más letras de las que tiene la palabra, porque serían demasiado pocas para lo que te mereces."; "¿Sabes, pezqueña? Te quiero mucho muchísimo, y creo que con eso se puede resumir todo, no hay otras palabras que alcancen tu grandeza. "

(¿Ves? Ya me has hecho llorar otra vez. ¡Qué horriblemente maravillosa que eres! xD )


Dios, eres tan GRANDE que no cabes en ti y me da pena la gente que no te conoce, que no te valora o que no se paran a descubrir lo que escondes en tu corazón porque, cielo, eres la Felicidad personificada o, por lo menos, el mejor medio que he encontrado para conseguirla.


Solo me falta darte las GRACIAS de todo corazón por todo eso que tú y yo sabemos, por todo lo que hemos pasado durante este año juntas, por las caídas y las remontadas, por las locuras y los grandes momentos filosóficos y de gran sensatez, por las risas... Pero, en especial, por estar siempre ahí incondicionalmente. GRACIAS.


TE QUIERE MUCHÍSIMO:
Tu hermana adoptiva. 
(Ésa que no sabría qué hacer si un día le faltas.) 

miércoles, 24 de agosto de 2011

¡Ánimo! :)

Cuando creas que el mundo se para y que no tiene ninguna solución, no te bajes de él, comienza de nuevo y vuelve a contar desde el principio. Sigue andando como si nada. No dejes que las cosas te superen. Solo son obstáculos en tu camino de FELICIDAD. Porque la felicidad no se presenta en grandes momentos u ocasiones, no, está en pequeños instantes, en sonrisas, en los que te rodean, en saber disfrutar un día aunque haya tenido momentos malos, en ver el Sol cada mañana sabiendo que puedes disfrutar de un día más de vida, en las pequeñas alegrías, en aquellos detalles que parecen insignificantes pero no lo son...
Hacer eso es de valientes, de fuertes de espíritu, de luchadores, de personas que no se dejan vencer por nada ni nadie, de héroes...

Mi tiempo y mi mundo, últimamente, pasan raudos y veloces, a toda carrera. Estoy centrada en mi futuro y, aunque me apene estarme perdiendo momentos espectaculares, sé que estoy haciendo lo correcto y que dentro de poco me sentiré orgullosa por haberlos sacrificado.
Pese a todo, estoy contenta conmigo misma ya que estoy haciendo lo que debo hacer, lo que me corresponde. Debo aprovechar las oportunidades que se me regalan y ésta no va a ser menos...

¡Ánimo yo! En algo más de una semana serás otra vez un poco más libre, solo tienes que ser fuerte hasta entonces y no desanimarte. ¡Sé que lo lograrás!
Además, estoy segura de que después de esa corta semana de relajación y vacaciones darás el cien por cien en todo porque: ¡Estás dispuesta a demostrar al mundo todo lo que puedes lograr si te lo propones de verdad y cuáles son tus verdaderas capacidades!
¡Ánimo, no decaigas ni flojees!





Creo que nunca os he dicho algo que pienso muy a menudo, así que ahí va:
¡Gracias por leerme y visitarme de vez en cuando, no sabéis la gran alegría que me da!
Que Dios os bendiga y os cuide mucho a todos.
Recordad, que seáis conocidos o no, os quiero con todo mi corazón.

lunes, 15 de agosto de 2011

¡Abre los ojos!

Miras el paisaje y observas el cielo desde detrás del visor de la cámara. Te maravilla el conjunto, la composición tan armoniosa que crean unidos... Y, es entonces cuando, te das cuenta de la realidad: que desde el principio de los tiempos Cielo y Tierra han luchado por gobernar la mayor parte de territorio. Es la lucha eterna. Una lucha no encarnizada, que no tiene heridos y mucho menos muertos. Es una guerra muda, en la que solo cuenta intentar ser, cada día, un poco más maravillosos, un poco más perfectos.

Lo más cierto de todo es que ambos nos tienen dominados. Porque ellos, como muchos creen, NO son NUESTROS, NOSOTROS somos SUYOS...

Y, sin embargo, teniendo en cuenta lo mucho que los humanos los malogramos, ellos nos cuidan. Nos dan un nuevo Sol cada mañana. Unos colores más bonitos que los del día anterior. Miles de seres que contemplar y admirar. Millones de estrellas que nos observan desde lo alto. Maravillas de la naturaleza (lluvia, viento, nubes, olas...).
Infinitos de pequeños detalles con los que intentan hacernos dejar mudos, con los que intentan enamorarnos...

Pero nosotros estamos ciegos y no queremos verlos. Somos testarudos, egoístas, arrasadores, idiotas...




¡Abre los ojos a la vida! ¡Abre la mente a la belleza de la naturaleza!
¡Abre el corazón a la verdadera felicidad!



Lo tienes delante de tus narices, lo único que tienes que hacer es: DISFRUTAR. (:

jueves, 11 de agosto de 2011

La forma en que la conocí…

Sé que no fue casual. Tenía que ocurrir. Estaba destinado a ello.

Fue hace algo más de siete meses. Aquel día me levanté desanimado, sin ganas de nada y mucho menos de salir a la calle. Pero mi madre aporreó la puerta de mi cuarto y me dijo a voz en grito: “¡Ángel, llevas una semana sin que te dé el aire, todo el día con las maquinitas! Hoy sales sí o sí, por lo menos a hacerme unos recados. Así que levántate ya si no quieres que venga con un cubo de agua fría. Te doy diez minutos.”

¡Bendita madre! Me levanté corriendo. Lógico, con el frío de enero y la nevada que acababa de caer esa noche, ¡cualquiera se queda en la cama a esperar un cubo de agua! ¡Já, ni loco! Antes salir a la congelada ciudad que quedarse en casa y coger una pulmonía.

Por lo que me vestí corriendo, hice mi cama (si no seguro que iba a tener otra regañina de mi madre) y fui a desayunar. Tras ello, mi madre me dio una lista con los recados que tenía que hacer y las cosas que tenía que comprar, además del dinero que me haría falta.

Me puse el abrigo y salí.

Una bofetada de aire gélido me saludó nada más abrir la puerta del portal. “Por esto no quería salir a la calle.” Pensé inconscientemente mientras cerraba la puerta tras de mí. Bajé el escalón del portal y eché a andar hacia la tienda más lejana, ya que si iba primero a las que estaban más lejos luego, aunque tendría que cargar casi con el mismo peso, no tendría que dar tantas vueltas. Además, si pesara mucho podría subir a casa a dejar parte de la compra y luego ir a las tiendas del barrio que me faltaran.

Cogí el autobús 037 dirección al barrio Destino. Fui contando las paradas a la vez que miraba el paisaje, tenía que bajarme en la séptima. Bajé y me quedé mirando durante unos segundos como el autobús se ponía en marcha y se alejaba calle abajo. Comencé a andar y entré en varias tiendas en las que mi madre tenía cosas encargadas o en las que tenía que comprar algo. Dejé para lo último el encargo de un libro, ya que adoraba las librerías y las bibliotecas, y así, a la vez que lo recogía, podría pararme un poco a mirar algunos libros. El lugar del encargo resultó ser una librería pequeña con aspecto acogedor. Al entrar en ella sonó el dulce y agudo titileo de una campanilla.

- ¡Buenos días, señorito! ¿Desea algo? – Me dijo una mujer, de unos cuarenta y pico años, que estaba situada detrás del mostrador.

- Buenos días. Sí, mi madre llamó por teléfono hace un par de días para encargar un libro, y ustedes nos han llamado hoy para decirnos que ya lo tenían…

- ¡Ah, claro! Ya me acuerdo. Un segundo por favor, en unos momentos se lo traigo.

- De acuerdo, muchas gracias.

- Mientras voy a por él puedes sentarte o cotillear algún libro si lo deseas. Siéntete como en tu casa.

- Gracias, eso haré.

Me perdí felizmente entre las estanterías de libros mientras la amable mujer se encaminaba hacia el almacén, pero justo cuando iba a abrir la puerta entró un nuevo cliente y tuvo que dar la vuelta para ir a atenderle. A la vez que lo hacía gritó: “Carol, por favor, ¿puedes venir a ayudarme un momento?”

Una suave voz llegó desde el piso de arriba diciendo: “Claro mamá, ahora mismo bajo.”

Me quedé mirando deseoso de ver a la joven de la que provenía tan melodiosa voz. Al minuto apareció una muchacha de rizos color carbón, andar ágil, figura esbelta y ojos azul grisáceo. Sonreía y tarareaba alguna canción del IPOD que llevaba guardado en el bolsillo derecho de su pantalón vaquero.

- ¿En qué quieres que te ayude mamá?

- Ah, cariño. Es solo un momento. ¿Puedes ir al almacén a coger el libro que nos llegó ayer y que tenemos apartado por la reserva?

- Claro. ¿Solo eso? ¿No necesitas nada más?

- No, cielo, muchas gracias es solo eso.

Se fue al almacén y mientras andaba yo grabé cada uno de sus movimientos en mi memoria. Era como un ángel salido del cielo. No sé cómo no me desmayé.

Tras volver de la trastienda dejó el libro al lado de su madre, en el mostrador, y volvió a subir las escaleras medio bailando.

Me acerqué a su madre, mientras todavía miraba la puerta que se había cerrado tras ella, le pagué el libro y me fui. Creo que me deseó Feliz Navidad al irme pero, la verdad, no me enteré de nada. Estaba como extasiado.

Cuando terminé de hacer todos los recados (cosa que casi hice por inercia propia, ya que no me acuerdo de la gran mayoría) y subí a casa, me encerré en mi habitación. Encendí el ordenador y escribí un relato sobre ella. En los días siguientes me dediqué a intentar dibujarla, pero ninguno de los retratos que hice me parecían la mitad de perfectos que ella.

Tenía que volver a verla. Tenía que hablarla… Pero era casi imposible… De eso estaba seguro.

A la semana me decidí a volver a la librería e intentar hablar con ella. Pero fue imposible, me tiré allí un par de horas, pero ella no estaba.

En los siguientes meses lo seguí intentando, varias veces conseguí verla y hasta alguna vez cruzamos algún “Hola” rápido. Pero ella nunca se fijó en mí, creo que ni siquiera me miró alguna vez detenidamente. Siempre estaba detrás de libros, del mostrador, haciendo cosas o con mil clientes que atender.

Y cuando decidí que debía darme por rendido, me la encontré. No en la librería si no en una calle de su barrio. No me lo podía creer, era la oportunidad perfecta. Observé como miraba el móvil y que tras gritar varios “Mierdas” se ponía a darle con todas sus ganas a una pared. Me eché a reír sin querer, no sabía lo que le pasaba, pero estaba tan graciosa y a la vez tan adorable… Y ella, al escucharme, paró una patada en mitad del aire y me miró detenida y tímidamente. Se puso roja y soltó un “Uau” que no me esperaba para nada. Volví a reír y la sonreí con todas mis fuerzas. Me devolvió la sonrisa y fue entonces cuando me decidí a hablarla e invitarla a salir, cosa que había soñado desde ese pasado invierno….


El resto de esta historia es historia y, además, ya la conocéis, ¿verdad?

A veces los peores días se pueden convertir en todo lo contrario...

Tacones para dar pasos que se oigan. Rizos color carbón que le llegan hasta la cintura ondean con el viento y al ritmo de sus pisadas. Pantalones cortos y una camisa negra.

¿Está enfadada? No lo sabe ni ella. Quizás es solo que Carol se ha levantado hoy con el pie izquierdo y los cables, más que cruzados, enmarañados.

Observa desafiante a todo aquel que se atreve a pasar por su lado y, hasta de vez en cuando, descarga miradas de odio a aquellos que osan quedarse mirándola.

“¿Qué le importará al mundo lo que me pase o me deje de pasar?”, no cesa de pensar enojada, “Es más, a los únicos que les importa es porque son unos cotillas o unos entrometidos.”

Es simple, cuando está con este humor no soporta a la gente, no aguanta ni a su sombra. Todo le da asco y desea hacerlo desaparecer.

Sigue andando con paso decidido. Al levantarse ha decidido ir a hacer unas compras, aunque no le apetece lo más mínimo. Llega al primer destino al que debía ir. Cerrado. “¿Cómo puede estar cerrado si el lunes?” Saca el móvil y mira la hora: las doce menos diez. “¡Tendría que estar abierto, es horario de verano!” Decide abrir el calendario de su móvil para mirar si hay alguna fiesta ese día y no lo había recordado… “¡Mierda, mierda, mierda! ¡Normal que esté cerrado, es domingo! ¡Seré idiota!”

Y, como es imaginable, su malhumor empeora y comienza a dar patadas contra una pared.

A mitad de una de ellas oye una risa cercana. Se para, dejando la pierna en el aire, a mitad de otra patada, y gira rápidamente la cabeza hacia el lugar de donde proviene la carcajada.

Unos ojos verdes y risueños la miran desde detrás de unas gafas de montura negra.

Solo se le ocurre decir “¡Uau!” y de aquella sonrisa tan maravillosa sale una risotada limpia. Tras ello baja a toda prisa la pierna que todavía sostenía en el aire, se pone totalmente recta y enfrente del hombre que tiene delante de ella. Nota como un rubor enorme corre por sus mejillas envolviendo toda su cara con un color rojizo.

Él la sigue mirando tranquila y alegremente como si lo que ella estaba haciendo hasta hacía un momento fuera lo más normal del mundo en una señorita de dieciocho años.

Carol logra sacar un “Hola” a media voz que consigue hacerla poner mucho más roja de lo que estaba antes.

- Hola - responde él - Soy Ángel. Lo que estabas haciendo parecía muy divertido. ¿Me permites hacerte compañía?

- ¿Qué? ¿Perdona? ¿Eso te ha parecido? ¿Divertido?

- Sí, ¿no lo era? La expresión de tu cara por lo menos sí me lo ha parecido…

- ¿Mi cara? Ah… Bueno, más que divertido es… Relajante…

- ¿Puedo probarlo pues? Creo que me hace bastante falta en estos momentos.

- Sí, claro, toda la pared es tuya.

- Muchas gracias, es usted muy amable señorita.- Sonríe de forma pícara y a la vez angelical, y, acto seguido se pone a arrearle fuertes golpes a la pared de cemento. Cuando da por finalizada su pequeña lucha, vuelve a mirar a Carol y le dice- Sí, es realmente relajante… Ahora, ¿te apetece que vayamos a hacer algo divertido los dos juntos? Sin esta pared a ser posible… - Guiña el ojo y la mira expectante.

- Jajajaja. ¡Eres increíble! Me encantaría. Sería todo un placer acompañarte, eso sí, echaré de menos a la pared…

- Me alegro pues. Sí, creo que yo también la echaré de menos… A propósito, ¿cómo te llamas? Todavía no me lo has dicho, ni siquiera te has presentado.

- Carol, soy Carol. –Contesta mientras le ofrece una gran sonrisa radiante. – Y, a decir verdad, me apetece mucho tomar un helado de chocolate… ¿Te apuntas?

- ¿Helado? ¡Claro! Además, ahora mismo nos viene genial a los dos porque entre el calor que hace y el ejercicio que hemos hecho, yo por lo menos, estoy seco.

- Cierto, yo también. ¿Vamos pues?

- Vamos. Iré a dónde tú me digas, a cualquier sitio al que me quieras llevar, todo con tal de estar contigo siempre a partir de ahora...

Amanda

Amanda. Belleza de oro con curvas de infarto. Los tíos suelen decir que tiene una autopista increíble y que las luces azules, que tiene para iluminar el camino, tienen un fulgor sin igual.

Es una de esas chicas que con su falda-cinturón y sus tacones de aguja van barriendo, además de pantalones, corazones.

Un día, paseando con mi prima pequeña, la vimos pasar. Mi enana la miró fijamente atenta a sus andares extremadamente femeninos, y continuó así hasta que se perdió de nuestra vista.

Cuando lo hizo, la pequeña se giró y me dijo seriamente:

- ¿Esa chica tiene una frutería, verdad?

- ¿Quién? ¿Amanda? ¿La que acaba de pasar?

- Sí, esa. ¿Tiene una frutería?

- Jajaja. No que yo sepa. ¿Por qué crees que tiene una?

- Pues porque siempre tiene a muchos chicos a su alrededor… Clientela, como dice mamá.

- ¿Y eso que tiene que ver?

- Jo, ¡hay que explicártelo todo!

- Jajajaja ¡Anda, cuéntame!

- A ver… Es que el otro día, cuando fui a comprar con mamá, me encontré a esa chica con muchos chicos con ella.

- ¿Y…?

- ¡Espera, déjame terminar!

- Vale, vale. Continúa.

- Y oí a algunos de ellos decir algo sobre fresas, plátanos, naranjas y otras frutas… Por eso digo que es frutera.

Lo admito, no pude aguantar la risa y estallé en carcajadas. ¡Cuánta inocencia! ¡Qué poca malicia! Dios, ¡qué envidia, quién pudiera pensar así de todo!

- Sí, cielo, creo que tienes razón. Amanda, seguramente, tiene una frutería.

- ¿Ves como tenía yo razón?

- Sí, cariño, toda la razón del mundo… Anda, vámonos.

Nos fuimos, yo muerta de risa y ella con cara altiva y gesto triunfante.

Eso sí, no pude parar de reír durante un buen rato y aún ahora lo sigo haciendo cada vez que recuerdo este momento.

Amanda. Belleza de oro con curvas de infarto. Desde ese día para mí y todos aquellos a los que les he contado este suceso es: Amanda, la frutera especializada en todas las esquinas de la ciudad.

miércoles, 13 de julio de 2011

Arriba y abajo.

Arriba y abajo. Arriba y abajo. ¿Podré tocar las nubes si sigo a este ritmo?

Alguien grita: “¡Cuidado, dentro de poco vas a dar la vuelta!”

Sonrío y le ignoro, sigo a lo mío porque mis pensamientos están fluyendo a la misma velocidad a la que subo y bajo, voy hacia delante y hacia atrás.


El Sol veraniego centellea en lo alto. Comienza a chispear. Es el cielo que llora de alegría. El viento le acompaña cantando: “Ánimo, ya falta poco. Si sigues así podrás volar.”


Arriba y abajo. Cada vez más alto, cada vez más lejos del suelo.

Porque…

¿Para qué quedarme anclada a la tierra si lo quiero es tocar el cielo?

¿Para qué quedarme contigo si no me necesitas a tu lado?

- La brisa grita mi nombre, ¿no oyes cómo me está llamando?-

¿Para qué quedarme en este mundo si puedo estar en el mío propio?

¿Para qué ser un ángel caído cuando puedo ser solamente un ángel?

Y volar. Volar, que es lo que siempre más he deseado.


Arriba y abajo. Arriba y abajo. Esto me trae tantos recuerdos. He hecho esto mismo tantas veces que ni siquiera tendría sentido contarlas.


Surgen en mi memoria dulces momentos de mi niñez…

Recuerdo que cuando era pequeña me podía tirar horas columpiándome. Era mi mayor pasión.

Solía cantar y mirar el cielo o cerrar los ojos mientras disfrutaba del viento meciéndome, de mi pelo yendo y viniendo a su antojo (arremolinándose hacia cualquier parte, metiéndose en mi cara), del suave balanceo, de la libertad que me inundaba por completo.

Pero lo que más me gustaba era componer mientras estaba en lo alto. Me parece que es el momento más fácil para hacerlo.

Es simple, solo tengo que dejar surgir libremente a las palabras de mi garganta, a la música que se crea en mi alma y mezclarlas con ternura junto al viento que susurra en mis oídos. Al dejarlas fluir se oye una frágil canción que al menor despiste puede ser destruida y olvidada.


Es una sensación… Indescriptible. Inolvidable. Mágica.


Cuando este pequeño milagro se acaecía solía estar sola, con un pequeño abismo en torno a mí casi imposible de salvar.

¿Y ahora? ¿Estoy sola?

No lo sé, nunca lo he sabido. A veces parece que sí, otras es todo lo contrario…

Si te soy sincera, en estos instantes no me importa ni me preocupa. Es solo algo banal, carente de sentido, sin mayor trascendencia que el vuelo de los pájaros que sobrevuelan las copas de los árboles que tengo alrededor.

En el ahora, en MI ahora, solo existimos: yo, la música, el cielo, el agua y el viento.

No hay nada ni nadie más.


Arriba y abajo. Arriba y abajo. Arriba y abajo…



Desearía estar así siempre. En completa paz. Feliz, FELIZ de verdad.