...Hace rato te perdí. Y cuando cierro mis ojos siempre, amor, estás ahí. Cada lugar que recorro tiene contigo que ver..."
Y así, a lo tonto, han pasado cinco años desde nuestra última Navidad juntas. Desde la última celebración en casa de verdad. Todos juntos. Como a mí me gusta y siempre me ha gustado...
Adoraba montar el árbol y el Belén mientras las tres cantábamos villancicos haciendo distintas voces. Que tuvieras más de 15 días para dedicarme toda tu atención. Que me hicieras fotos mientras abría los regalos. Que fuéramos a comprar juntas los del resto de la familia. Que me llevaras a ver las luces de todo Madrid y me invitaras a comer gofres para hacer más amena la caminata.
¿Te das cuenta? Son cinco años. El tiempo huye de nuestro lado y hace que todo esto duela más. Estoy apunto de cumplir los dieciocho y, sin embargo, para ti voy a celebrar los dieciséis (lo peor, es que a veces ni te acuerdas de mi cumpleaños).
Si hubiera sabido entonces que me pasaría esto podría no haberme atado tanto a tu presencia, podría haberme resistido a todo, podría no haberte tomado como hermana perfecta o, simplemente, podría haber disfrutado más de los momentos contigo... Nadie me dijo que cambiarías tanto. Que dejaríamos de hablar a diario. Que tendría que conformarme con escuchar tu voz muy de vez en cuando. Que no podría verte más de dos o tres veces al año. Te juro que si lo hubiera sabido, aunque sé que suena terriblemente egoísta y caprichoso, me habría encadenado a ti. No te habría dejado ir por ningún motivo...
Pero, para mala suerte, nunca sabemos qué pasará después. Maldito destino (lo odio tanto). Y me trago las lágrimas una vez más mientras pienso en lo genial que sería estar de nuevo a tu lado. Como antes. Como siempre. Como las mejores hermanas que éramos.
Maldita sea, soy tan débil que ni a ellas consigo aguantarlas dentro de mis ojos. Intento ser fuerte, de verdad, intento entender todo esto y asumirlo pero, por más que lo intento, sigo sin ser capaz. Sé que no vas a volver (nunca) pero siempre queda una pequeña esperanza de que todo sea mentira.
Y es que me canso de sonreír y de hacer que mi mundo es perfecto cuando por dentro lo único de lo que tengo ganas (aunque a veces no sepa exactamente por qué es) es de llorar hasta quedarme seca y sin sentimientos que derramar con cada gota salada...
Hace mucho que no te lo digo,
pero hoy lo siento más que nunca:
"Te echo de menos".
(Mucho más de lo que querría)
...
ResponderEliminar