Intentan callarme y convertir mi grito en silencio. Pretenden controlarme y hacerme tragar el bulo de que eso de “pensar por ti mismo” está pasado de moda. Quieren alejarme y dejarme al margen de lo que desearía defender si realmente pudiera y no estuviera atada de pies y manos. Desean inutilizarme y hacerme una más del gran ganado que está bajo su control.
Pero, lo que no saben y desconocen, es que conmigo no pueden; que, aunque aún no tenga los dieciocho, llevo utilizando esta cabeza como Dios manda desde hace bastante tiempo; que dentro de mí hay una voz que protesta enérgicamente exclamando al mundo que: las palabras que quieren salir desde lo más profundo de mi alma y mis manos son mis armas más fuertes e importantes. Que ellas son lo que necesito para ayudar a cambiar el mundo, aunque solo sea un poquito.
Mi corazón, aunque de mi boca no salga palabra, reclama cada vez con más fuerza que este mundo de locos debe cambiar drásticamente o acabar por completo y comenzar de cero; que el dinero no es mi dios y que nunca lo será, y, sobretodo, que él quiere rebelarse. Rebelarse, a su forma, contra todo aquello con lo que no está de acuerdo de esta maldita sociedad en la que el consumismo nos ha metido de cabeza.
Y, aunque aún me queden unos meses para poder clamar con mi voz de soprano por las calles de Madrid, quiero decir a todos que:
“¡Hay que gritar más, mucho más, hasta que nos quedemos sin cuerdas vocales. Debemos hacerlo con tanta fuerza y potencia que consigamos romper todas las cadenas que nos mantienen todavía sujetos a este mundo decadente!
Ánimo, el camino es largo pero nunca imposible.
Que no nos corten las alas que Dios nos ha dado para volar libres.
Debemos seguir siempre adelante, aunque parezca que todo está ya perdido, porque quizás entonces sea cuando está a punto de acontecerse una gran victoria.”
Con mucho amor:
Teeburu Coriso.
(Dirigido, en especial, para mis queridos Indignadxs) :)