
Secretos nunca oídos por nadie antes se dedican a pasear despacio por mi mente durante horas, días, semanas, meses, años... Pero ahora han decido sincerarse y dejarse escribir. Si estás atento podrás escuchar que son ellos mismos los que te están hablando, los que te están leyendo lo que hay escrito más abajo. Quiérelos un poquito y no les hagas daño, que son frágiles y luego a mí me toca consolarlos por las noches cuando están soñando...
jueves, 5 de mayo de 2011
Es odioso odiar...
Y más cuando no tienes muchos odiosos argumentos para odiar lo que no deseas odiar, porque no tiene méritos suficientes como para ser odioso. Se podría decir que casi no tiene ningunos comparado con las verdaderas cosas que odias, esas que te hacen odiar muchísimo aunque odies de todo corazón hacerlo. Odio odiarte y a la vez amarte, odio a las odiosas chiquillas que se te acercan, odio el mundo cuando no estoy a tu lado, odio... Odio... Odio... Pero lo que más odio es en sí el hecho de odiar, me siento odiosa y me odio a mí misma por hacerlo, aunque esos odiosos momentos solo ocurran a veces... ¡Maldito odio!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Maldito odio. Yo también lo odio.
ResponderEliminar