miércoles, 25 de mayo de 2011

Malas confidencias...

Me abrazo a Lacito, mi osito de peluche, ese que lleva 17 años a mi lado, con el que he compartido miles de cosas (pensamientos, deseos, sueños, desilusiones, depresiones, alegrías, penas…). Él siempre ha estado ahí.

Sé que estaréis pensando: ¿Y eso qué más da? ¡Solo es un osito de peluche, no tiene vida, ni más importancia que la que puede tener un juguete!

Pues, bueno, estaría de acuerdo si se tratara de cualquier otro peluche, pero no, es de MI Lacito del que estamos hablando. Quizás esto suene a loca total, y no me extrañaría pues estoy segura de que lo estoy, pero para mí él es uno de mis mejores amigos, mi más fiel confidente, mi más leal compañero. Y lo mejor es que siempre ha estado y estará a mi lado.

Bueno, no tenía en mente contaros esto, solo era un pequeño apunte… Así que vuelvo a empezar:

Me abrazo a mi osito de peluche y vuelvo a pensar en el vacío. En el vacío de las olas, en el del las vías, en el del puente… Pero sobretodo en el vacío que hay dentro y fuera de mi piel.

Inestable, mi mundo está inestable. Apunto de caer estrepitosamente. Y no sería la primera ni la última vez.

Siempre he sido la niña sonriente y risueña de los rizos de carbón, esa que aunque estuviese en la miseria (llamando en el silencio de su soledad a una mano amiga que la ayudara a levantarse) corría a socorrer a todo aquel que le pidiera ayuda, al que le contara algo, a aquel que le hiciera sentir IMPORTANTE e INDISPENSABLE aunque solo fuera por un momento.

Muchos han sido los que han pasado por mi lado (podría citarlos a todos porque para mí sí existe un “para siempre” y no los he olvidado), y, tras ayudarles, apoyarles, encubrirles, levantarles, etc. en mil cosas han desaparecido, así sin más, sin que yo les importara mucho más que una hoja granate que cae en otoño de cualquier árbol de esta gran ciudad.

¿Sabes?

Siempre me he aferrado a cada pequeño signo de cariño que las personas me han ido ofreciendo, que para mí significaban un mundo aunque, a veces, para la otra persona no eran NADA. Quizás, para ellos, era como darle un beso al aire.

Me aferro a personas para las que no soy nada, para las que no valgo nada, que se deshacen de mí al menor movimiento y se van. Pero yo sigo enganchada a ellas, enganchada como una estúpida, aunque se vayan haciéndome todo el daño que ha estado en sus manos.

Y, como ya he dicho, para mí existe el “siempre” y, por ello, en cada persona que ha pasado por mi lado he ido dejando trozos de mi alma irrecuperables. Muchos, después de asegurarse de haber dejado una huella en mi corazón, se han ido y se han llevado consigo esos trozos, dejándome con agujeros tremendos, con miles de remiendos inservibles que se rompen en segundos. Y, como tonta que soy, no repatrío esos trozos para intentarlos coser, operar, pegar o remendar… No, se los guardo como regalo por si un día deciden volver. Por si un día, sabiendo cómo soy, vienen con un simple “Lo siento” para que les perdone; porque ellos saben que con solo esas dos palabras yo les perdonaría todo, aunque luego solo se quedaran un rato y se volvieran a ir desgarrando un trozo más grande y sangrante que el anterior.

Saben que por mucho daño que me hagan yo les seguiré teniendo la puerta abierta, con un gran letrero que pone: “Bienvenido, te estaba esperando. Deseaba con todas mis fuerzas que volvieras. Si quieres puedes quedarte para siempre…”

Pero nunca vuelven y cada vez mi alma está más deshecha, más rota, más precariamente marchita.

Y sigo teniendo hueco para todos, para los que se han ido y para los que vienen nuevos. Pero, ¡maldita sea!, duele tanto que me odio muchísimo a mí misma por ser así, por no poder cambiar, por no tener un corazón de acero inoxidable que nadie pueda tocar, destruir, robar, maltratar...

Y lo peor es que no puedo luchar contra su recuerdo, y mucho menos olvidar a estas personas, porque son parte de mí aunque yo no sea parte de ellas.

Lo malo es que ESA es mi vida. Por eso me caigo cada 2x3, por eso es que me derrumbo, aunque casi siempre consiga levantarme… Pero cada vez tengo menos fuerzas para ello. Estoy a un instante de rendirme, de tirar todo por la borda, y dejar que mi vida pase entre lágrimas porque me canso de que nadie me lo agradezca, de que nadie se de cuenta de lo buena actriz que soy, de que bajo esta sonrisa falsa no hay nada, que estoy vacía, apagada, cansada de vivir, de sufrir, de no encontrar nada, nada que me ate al mundo y que me ayude a no decidir soltarme de él de una vez por todas…

Y es que estoy empezando a pensar que a lo mejor la sensación que siempre he tenido de que voy a morir joven no es porque me vaya a pasar algo, si no que yo voy a hacer ese algo. Que quizás moriré por mi propia mano. Porque como todo siga así yo ya no aguanto, ya no puedo más… Y lo peor es que hasta mis sueños lo dicen y lo predicen, y son mi inconsciente, por eso tengo miedo. Sí, tengo un miedo tremendo a mí misma y a lo que sería capaz de hacer por parar este sufrimiento continuo que me asola desde hace demasiado tiempo.

Sin embargo, a la vez, sé que no voy a hacerlo, aunque lo piense y esté casi segura de ello, porque no tengo las fuerzas ni el valor para ello, soy débil y tengo demasiado miedo. Además, a mi pesar, AMO demasiado la vida y quiero vivir, a poder ser, para siempre…

miércoles, 18 de mayo de 2011

De mi corazón, las salas.

Todavía tengo los ojos empañados por las lágrimas, llenos de ese eterno "quiero y no puedo", "lo deseo, pero no debo". Y los surcos, creados por gotas de sal, de mis mejillas no se borran. Siguen recordándome que deseo seguir soñando aunque eso me hunda más.
Y sueño, y deseo, y pienso, e imagino... Aunque sé con eso solo gano hacerme más daño.


Y, es que, en cuanto llega una frase a mi cabeza (como: "Qué trasnochadora te estás volviendo, ¿no?"), mi cerebro la cambia totalmente mientras piensa en tu persona, y termina siendo, fácilmente, así:
"Quiero trasnochar entre tus besos, sabiendo que el mundo es nuestro y que podemos para el tiempo en cualquier momento que deseemos."

¡Ay! Si supieras lo importante que te has vuelto para mí...
Fíjate, que gran parte de mi mundo gira en torno a ti. Deberías sentirte halagado y satisfecho porque muy pocas personas han conseguido ese mérito a lo largo de mi vida: hallar un lugar gigantesco en las salas de mi corazón. Que sí, que todo el mundo tiene su rinconcito en estas salas, pero solo tú y algunos pocos más os habéis ganado a pulso una de tamaño descomunal...
Siéntete orgulloso porque ahora la tuya es mi palacio, mi castillo, y, por su culpa, ya no puedo vivir sin ella, sin ti.

Eres mi mundo, chico de ojos castaños, aunque sepa que mi amor no es correspondido...

jueves, 5 de mayo de 2011

Es odioso odiar...

Y más cuando no tienes muchos odiosos argumentos para odiar lo que no deseas odiar, porque no tiene méritos suficientes como para ser odioso. Se podría decir que casi no tiene ningunos comparado con las verdaderas cosas que odias, esas que te hacen odiar muchísimo aunque odies de todo corazón hacerlo. Odio odiarte y a la vez amarte, odio a las odiosas chiquillas que se te acercan, odio el mundo cuando no estoy a tu lado, odio... Odio... Odio... Pero lo que más odio es en sí el hecho de odiar, me siento odiosa y me odio a mí misma por hacerlo, aunque esos odiosos momentos solo ocurran a veces... ¡Maldito odio!

miércoles, 4 de mayo de 2011

Apetencias nocturnas de antes de ir a dormir :)

Esta noche me apetece REGALAR ABRAZOS.
Bueno, realmente tengo ganas siempre, es decir, a todas horas.

¿Por qué?
Primero porque son sumamente GENIALES. Segundo, porque transmiten muchísimas cosas, sensaciones, sentimientos, pensamientos que no se pueden o no se saben mostrar con las palabras... Tercero, porque me llenan demasiado, me hacen libre y a la vez dependiente, me sacian y a la vez me llenan de más ganas, me hacen sentir llena de energía, loca, alegre, eufórica, motivada, y, a la vez, tranquila, en paz, bien conmigo misma, con más calma... Cuarto, porque también es una forma de dar las GRACIAS por miles de cosas que sabemos solo yo, mi corazoncito y algunos secretos escondidos y nunca escuchados.

Me encantan por muchísimas cosas que no sabría decir o explicar con las suficientes palabras, pero que están aquí en mi corazón. Todos esos motivos sé que pueden ser explicados mediante uno de ellos.

Además, no siempre me hace falta salir a la calle para darlos, irme por ahí, estar con otras personas o tener a alguien al lado.
¿Que por qué? Pues porque puedo darlos con la imaginación, con mi mente, con mi alma y con mi corazón, si así lo deseo. Solo necesito cerrar los ojos, pensar fuertemente en mi destinatario, en esa persona que deseo que lo reciba, imaginar que se lo estoy dando y disfrutar de la sensación que se crea.

Que es mejor en persona, ¡pues claro! Pero no siempre puede serlo por eso es bueno ejercitar de vez en cuando los "abrazos telepáticos, del corazón, del alma...".

Y en estos momentos me apetece darles abrazos de cualquier tipo a tantas personas... ¿A quiénes?

Pues a ti que estás leyendo esto, a Él, a mi melliza/pezqueña favorita, a mi pequeña niña de mi cajita de secretos, a mi Amorcito/Gordi/tatis, a mi sister Teeburu Ruusu, a mis padres, a Tata, a mi Princesa/tatis, a mis Soletes, a Aidín, a mi Diosa, a los Legaz (mis pezqueñes), a mi Piratita, a Estefi, a Garfio, a mi familia, a mi Little Star, a mi Chuche, a mi Geme, a mi Hermanita por regla de 3, a mis profes preferidos (Rubén, Alberto, Cristina, Isabel...), a gente del Jesús María y de las Filis (de éste último sobretodo a los de mi clase de siempre), a personas que hace mucho que no veo, a gente que no está, a gente que ha pasado por mi vida y ha dejado huellas en mi corazón (hayan sido buenas, importantes, geniales, normales, indiferentes, malas, pésimas... porque todas han contribuido en mi crecimiento y en mi mejora personal día a día), a los que se fueron y han vuelto, a los que también lo hicieron pero se quedaron en el camino y no volvieron, a los que quisiera tener cerca y sin embargo están lejos, a los que no conozco pero quizás algún día lo haga, a los que están por venir y quizás aparezcan pronto...

Pero principalmente a todo aquel que se quiera dejar abrazar por una niña llena de errores y taras de fabricación. Alocada. Gritona. Tardona. Torpe. Enfermiza. Cabezota. Fácil de chinchar y meterse con ella. Imaginativa. Soñadora. Friki. Dormilona. Vaga. Ruidosa. Algo egoísta y hedonista. Terriblemente expresiva. Mimosa al 100 por 100. Con grandes ambiciones y sueños. Que habla por los codos. Que dice todo lo que piensa. Que a veces actúa sin pensar antes en las consecuencias o en lo que puedan pensar los demás sobre sus actos o palabras. Que va haciendo el tonto, saltando y cantando por la calle. Que se va chocando y dando golpes con todo a su paso. Que tiene un estómago muy peleón. Que le gusta que la gente la mire cuando se siente guapa. Que no le preocupa el qué dirán, ser popular o ser aceptada por todos. Que canta y escucha música a todas horas. Que se pone a llorar fácilmente. Que se puede reír durante horas por una simple tontería que a cualquier otro no le haría gracia. Que va haciéndoles monerías a todos los bebés que encuentra por la calle. Que cuando se pone a hacer fotos no para. Que interrumpe mucho a los demás mientras hablan pero si la interrumpen a ella sigue hablando como si nada. Que le encanta soñar despierta. Que se dedica a buscarle formas a las nubes. Que se queda embobada con tonterías. Que coge cariño a las personas fácil y rápidamente. Que le encanta escribir...

Quizás tan solo sea: PERFECTAMENTE IMPERFECTA. ¿Tú qué crees? ;)

Pero ya sabes, SIEMPRE que quieras un abrazo: Llámame, no lo dudes, estaré ENCANTADA de dártelo junto con todo mi cariño. ^^

lunes, 2 de mayo de 2011

Tengo...:

Anhelo de verte, de tenerte, de ser parte de ti, de quererte y que me quieras.

Besos guardados en miles de pequeños frascos que esperan tus labios con impotencia.

Caricias y abrazos preparados para el momento en que los pidas.

Deseos escondidos y algo congelados que esperan las órdenes de mi conciencia.

Estados que dicen y callan miles de cosas que desearía que oyeras.

Falta de tus palabras, de tus gestos, de tus movimientos, de tu intranquilidad, de tu no parar, de tu risa, de tus bromas, de tu espontaneidad, de tus canciones, de tu impaciencia...

Ganas de tu pelo, tus manos, tu mirada, tu voz, tus brazos, tus sonrisas.

HAMBRE DE TI...