jueves, 30 de agosto de 2012

Tú y yo.

Risa estúpida e incontenible que se crea a causa de tus manos persecutoras de cosquillas en mi espalda.
Sonrisas que iluminan el tiempo y el espacio provocadas por un “te quiero” de tus labios.
Susurros en mi oído de “Buenas días o buenas noches, princesa”.
Miradas que dicen todo sin que haga falta una eternidad observando.
Simples palabras que dicen todo aunque parezca que no dicen nada.
Canciones de tus manos. Melodías de mi garganta. Música para el mundo.
Besos furtivos, besos robados, besos que callan al silencio e iluminan a los astros.
Caricias que se extienden por todo el cuerpo como si de ondas expansivas se tratasen.
Pieles que no les importa el calor que hace en la calle, si no que sea el de la otra el que las mantenga estables.
Manos entrelazadas dándose ligeros apretones que nos hacen recordar un “hasta el final del mundo” al que ansiamos llegar juntos.


Tú y yo, nada más.

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